El hombre que susurra a lso jilgueros

08.08.2011 13:06

 

La vida de Sergio Martínez dio un giro inesperado cuando a los 18 años sufrió un accidente de tráfico. Tuvo que encerrarse, pero la casa se le caía encima. No soportaba estar sometido entre cuatro paredes porque nunca tuvo esa vida. Así que no quiso que su silla de ruedas fuera un impedimento para recobrar la felicidad. Salió a la calle para hacer lo que más le gustaba desde pequeño, el silvestrismo. Así que como sus jilgueros, echó a volar.


La actividad que Sergio ha practicado desde niño consiste en cazar pájaros, para lo que tuvo que obtener una licencia, y enseñarles a cantar. Una actividad extraña y poco conocida, pero para Sergio era lo único que le permitía olvidar el duro trago por el que acababa de pasar: "Intentaba salir todos los días a coger jilgueros. Escucharlos cantar, enseñarles, cuidarles... esta puede ser una actividad rara para otra gente, pero para mí es muy importante. Es lo que mamé desde crío y siempre ha sido mi pasión. Esto me dio la vida y me la sigue dando. Es difícil de explicar".

En la actualidad, a los 31 años, este almeriense de Aguadulce recorre el municipio trabajando para la ONCE. Es un tipo conocido y singular que se ha ganado algo de fama a base de premios. !Y es que sus jilgueros cantan como los ángeles! En su casa tiene toda una vitrina dedicada a los reconocimientos que ha obtenido durante los últimos años. Su fórmula tiene truco, pero claro, es secreto, aunque a medias. Sus aves aprenden a cantar escuchando a otras, pero no las escuchan en vivo, el audio está grabado y se lo reproduce una y otra vez. Forma parte del arte del silvestrismo.

Con tan sólo acercarles la mano, Sergio consigue que sus jilgueros arranquen a cantar. Incluso les habla. Los trata como si fueran un inquilino más en su hogar, son una persona más. Vivir al lado de este hombre resulta reconfortante. Decenas de pájaros, más de cincuenta en la actualidad, amenizan su casa diariamente con una banda sonora particular. Su mujer, María José, está con él desde hace mucho tiempo. Es su guía. Tiene que ayudarle en casi todo, pues Sergio tampoco posee movilidad total en sus manos: "Yo no podría desenvolverme sin mi mujer. Ella me levanta, me ayuda a vestirme y así el resto del día. Es la mujer más maravillosa del mundo. Tengo mucha suerte de tenerla a mi lado. Y también me ayuda a cuidar a mis criaturillas". Con María José se siente un afortunado, al igual que con su mejor amigo Alberto, que los fines de semana lo levanta de la cama a las dos de la madrugada para llegar pronto al puesto, así le llaman a la ubicación desde donde captura a los jilgueros. Su zona preferida para hacerse con los cantarines es la Comarca del río Nacimiento. Viaja junto con alguno de los miembros de la Asociación de Silvestrismo de Aguadulce. Le encanta ir con su presidente Juan Gabriel Hernández, "el mejor de Almería", dice.

A Sergio le queda silvestrismo para rato: "Hasta que me llegue el día estaré enseñándoles a cantar. No tengo pensado retirarme".